La luz que te va alumbrando no será la última luz en tus pupilas; y no podrás salvarte del amor, de la fe
y las palabras en el transito poeta que hoy caminas.
Nadie hablará por ti,
Pues cada quien su alma lleva rota con espinas, flores
y lágrimas cayendo hasta su boca.
Nadie te salvará de tu propio pensamiento,
Del descoser los nudos amarrados en tu pecho,
De sentir la soledad que te llega con el viento
para cambiar tu piel con la luz interior que crepita en tus entrañas.
“Nadie te salvará, nadie te protegerá,
Tu piel será cortada, tu fe destrozada,
Tu corazón robado, y sin embrago
¡Seguirás viviendo a fe de esperanzas!”
3 comentarios:
Omaña: he vuelto a leer el blog. Veo que sos bastante arbitrario con la versificación y, a veces, se me rompen el ritmo y el compás ('timing'), aunque las imágenes se te sostienen bien.
Hola, me gusta pasar por aquí e ir viendo lo anterior puesto que hace poco que me paseo por tu blog y tiene mucho que pasear. Hasta la próxima
GUMIEL
Es cierto nadie nos salva de nosotros mismos, cuando la fe se teje en telar de humo y el corazón se hace berrinche para no ser herido de amor.
Nadie nos salva de ser estremecidos por el roce de una voz
Un abrazo inmenso
Publicar un comentario