domingo

PERDIDO


Cuando el adiós es un pesar que abruma y
queja, cuando camino por las sombras del
laberinto, busco en el olvido los
tiempos de otra aurora,
y me pierdo sin conseguir los días más
floridos.

Voy sin horizontes, y confinado en el
desierto, se opaca ante mis ojos la luz y
el llanto, la voz que no se oye y la mudez
del canto.

Ahora a tientas como un ciego mi corazón
te busca, pero perdido estoy en infinitos
y ya no escucho el rumor ni los lamentos.