sábado

LA NOCHE

 
 
Hay instantes, que junto a otros, el verbo con palabras se plasma, se convierte en estampas,
en alegorías que nos emplazan para vivir el sueño.

Mirando el huerto siento la quietud que pasa, el musgo de las piedras se alumbra humedecido del riachuelo
y en las tapias se cuelgan madreselvas ardientes.

Se va opacando el sol en lejanías mientras pasan las horas en el agua del riachuelo.
Mientras pensamos deseando verdades para hacer deseos.

Siento soledad. Ya muchos se han ido. Un instante de luz me los refleja en este espacio de sombra y misterio.

En un nuevo despertar, los cristales dejan ver infinidades, hechas de grandiosidad, como de dioses.

Ahí cercana, la ciudad musita un despertar y en sus laberintos suceden los denuedos,
ajetreos, voces que van y vienen en el cavilar de multitudes.

Una vez más la dormirá la noche y dormiremos todos, el dulce regodeo y las penas infinitas.

La luna llegará tras las palmeras, en esa la playa extenderá su luz,
rodeada de reflejos estarás.

Los ojos circundan en miradas y el mundo que todo lo conoce, expande el regocijo como la rosa que se abre en el tallo encantado
y las nubes rociando el frescor.

Peregrinos del tiempo somos,
 Desde esta sombra te pienso y te repito en mi recuerdo.
Ya llega la luz a las ventanas.