sábado

COMO UN CANTO



 
Las danzas del misterio se  asoman con mis sueños y un mundo en poesía trasiega mi existencia haciéndome poeta.
Tejí los hilos de un vuelo con ansias de palabras y metáforas que fueron tomando forma para calmar la sed de silencios escondidos en mi alma.

No quise dejar la palabra muda ni silente; la quiero viva, musitando y bullendo como un torrente que deja su surco misterioso al compás de los versos intuitivos, parafraseando la belleza, el dolor y el miedo, el canto sonoro del viento deletreando maravillas sobre las ramas de un bosque, o esos atardeceres donde el crepúsculo enciende el amor y el no me olvides.
Quise excavar piedras preciosas desde el poso profundo. Extraer las palabras que me emocionan, las que puedan llegar al alma de quien las lee o quien las oye.
De amar tanto las palabras, en este océano de letras que guarece el silencio de un crepúsculo.

De como hilar palabras cuando la bruma de la tarde nos llena de belleza nuestros sueños,
palabras que acarician,
que envuelven
y que abrigan.

De ser total para entender los retoños nacidos tardíamente desde el árbol mustio
Y saber retomar el camino hacia la altura buscando las palabras en la cumbre para limpiar estrellas.
Alzo mi ser como espíritu que vuela para adentrar mi alma en los recodos, para avivar mis sentidos en los bostezos, para hurgar las sombras y la niebla.

Entronizo mi canto en manantiales para extraer los fluidos llenos de oro, de luz y de silencios que habitan en las almas cubiertas de neblinas.
Almas sensibles que como un río fecundan las orillas y nos dejan El frescor y sus murmullos,
Vuelo los senderos que dejan las palabras para embriagarme en El asombro de caminos lejanos, de esteros y desiertos bañados por las alas de bellas mariposas.

Allí donde se deja oír La Honda y susurrante voz de amantes-hombres y mujeres que en el espejo reflejan sus destinos, sus denuedos y sus ansias.
Donde El viento también canta sobre montañas y lagos paisajes de mi mundo con sueños y olvidos.

Los días lluviosos con tejer de lanas mientras los cristales dejan rodar sus lágrimas en gotas.
Donde la lluvia y su sonido, acuna como  siempre desde los tiempos más remotos, la misma estancia donde dejó de flamear la chimenea y solo queda el rescoldo humeante de brazas apagándose.
Donde la palabra camina sobre el misterio desnudo de pieles que se aman y se vuelve luz, tristeza y añoranza derramando como lluvia el alegrar de cada amanecer, donde se respira el aire del tiempo como un crisol que integra las canciones de las nuevas mañanas en esta eternidad en la que vivo destilando mi canto de poesía que humaniza y nos hace milagro.